A sus 14 años era toda una gangster
Con una
pandilla activa que la seguía por todos lados, gracias a sus dotes naturales de
líder, Ingrid Salgado Diaz, de 15 años de edad, no sólo acosaba a sus
compañeras de la Escuela Secundaria Técnica número 4, del municipio de
Tlalnepantla, sino que además les cobraba “derecho de piso” y les vendía
seguridad.
De apariencia
menuda y frágil, con no más de 1.50 de estatura y una tierna sonrisa de niña,
con mechones de cabello rosa y rojo que le dan un toque estrafalario y moderno,
nadie podría advertir que Ingrid era el terror de su escuela.
Hasta que un
día, luego de cobrar cuotas, arrebatar los lunches, ordenar golpizas y poner
orden en su clan, se presentó la madre de una de sus víctimas que sin mediar
palabra, la golpeó, arrastró, humilló e insulto delante de toda su comunidad.
Ese solo hecho
insólito en su vida, puso fin de tajo al violento estilo de vida que llevaba.
Con la ayuda de sus orientadores y su familia, sin mediar terapia formal y
solamente con consejo dirigido y reflexiones, pudo reunir el coraje suficiente
para pedir “perdón” a sus víctimas de bullying y usar su dolor de víctima y
victimaria en una experiencia de transformación continúa.
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