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martes, 3 de septiembre de 2013

En busca de la legitimidad perdida



Foto: sipse.com


El primer informe de gobierno presentado por Enrique Peña Nieto de acuerdo con la costumbre republicana de informar sobre el estado que guarda la nación, deja un amargo sabor de boca.

El “momento de México” que tanto festinaron corporaciones transnacionales y que por fin había llegado al país se cae cada día en pedazos.

Además, el tan esperado retorno del Día del Presidente, por el que suspiraron los priístas y que creyeron sería mediante un apoteótico regreso en camino a San Lázaro se desvaneció entre los muros de Campo Marte y los miles de policías y soldados que resguardaron Los Pinos.

Informe promisorio
Fueron magros o casi inexistentes los resultados del primer año de gobierno de Peña Nieto. Fue, de hecho, un informe de promesas, igual que los de Vicente Fox, quien se pasó seis años como candidato a la presidencia.

Es cierto que en nueve meses no pueden esperarse importantes cambios ni avances. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que después de las elecciones de julio del 2012, Felipe Calderón ya no tomó ninguna decisión importante. Pero entre gobierno entrante y saliente acordaron mantener las mismas políticas macroeconómicas para “dar estabilidad a los mercados”, reformar el artículo 24 de la Constitución para otorgar al clero católico viejos privilegios, nombrar ministros en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y reformar la Ley Federal del Trabajo, entre otras.

Entonces, sí hubo tiempo suficiente para dar resultados. Pero no los hubo. Por el contrario, negros nubarrones pronostican recesión, miseria y más autoritarismo.

Algunos datos que son parte del contexto de este primer año de gobierno son más que contundentes: más de 178 mil millones de dólares se fugaron del país en la mayor salida de los últimos 20 años (La Jornada, 3 de agosto 2013), se pulverizaron 155 mil millones de pesos de las Afores de los trabajadores en tan sólo 60 días (La Jornada, 21 de julio 2013), cayeron las remesas en casi un ocho por ciento (La Jornada, 2 de agosto 2013), la deuda de sector público creció del 21.7% al 33.4%, al deberse 1.77 billones de pesos a acreedores nacionales y 126 mil millones de dólares a internacionales (La Jornada 1 de abril 2013); además, resultó una vil tomadura de pelo la reforma laboral ya que no se crearon los cientos de miles de nuevos empleos prometidos por los empresarios al “flexibilizarse la contratación y el despido”.

Lo anterior sin tomar en cuenta que los salarios se precarizaron al grado de que casi 20 millones de mexicanos ganan apenas entre uno y dos salarios mínimos mensuales, sin que les ayude a mejorar su calidad de vida y recuperar el poder adquisitivo de hace 20 años (La Jornada, 24 de agosto 2013).

José Agustín Pinchetti señala: “Pero hay cosas peores: el avance del crimen, los estallidos de violencia, la multiplicación de los grupos de autodefensa, la infiltración de elementos radicales, la prepotencia del narcotráfico. La imposibilidad del Estado para garantizar las vidas y propiedades en muchas zonas. El agotamiento del Pacto por México. La disipación del fraude mediático que fue el momento de México. La manipulación de la Cruzada contra el Hambre. La contracción de la economía. Y los indicios de debilidad del peso y el crecimiento de desempleo y miseria.” (La Jornada, 1 de septiembre 2013).

Incertidumbre

Andrés Manuel López Obrador abunda también sobre el informe de gobierno: “Hay recesión económica, estancamiento económico; pero no es mi dicho, son cifras oficiales, no hay empleo. Se han generado, según las cifras oficiales, 78, 80 mil empleos, pero se necesita un millón nada más para atender la demanda de los jóvenes que van ingresando al mercado laboral, esto sin tomar en cuenta el rezago de los desempleados. Tienes carestía de la vida, te cuesta más, porque decidieron seguir aumentando los costos de los energéticos. Hay devaluación, fugas de capital, tienes violencia, corrupción y lo que yo considero que daña más: incertidumbre. En la gente no hay confianza, no están viendo claro, no están sintiendo que las cosas van a mejorar. Le están pegando mucho a los ciudadanos, no sólo a los pobres; ¡están destruyendo a la clase media! Es mi diagnóstico, ojalá esté equivocado (…) Yo no he visto una obra nueva de Peña, no han pegado ni un ladrillo, y dicen que es una estrategia para guardar el gasto y soltarlo después de que se apruebe la reforma energética.” (La Jornada, 1 de septiembre 2013)

Como si las cosas no fueran graves Peña Nieto amenaza con privatizar Petróleos Mexicanos y aumentar IVA a alimentos y medicinas, además de que ya puso en riesgo la estabilidad laboral del magisterio.

Definitivamente la soberbia, la cerrazón y la altivez que caracterizan al nuevo régimen no llevan a nada bueno; va en busca de una legitimidad que perdió el mismo día de las elecciones presidenciales.

Foro sobre la reforma energética

No falte. Este jueves 5 de septiembre, Auditorio Salvador Allende, 17:30 horas, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Participan: Esteban Garaiz (Reforma Nuevo Siglo), Jorge Rocha (investigador del ITESO), Salvador Romero (investigador de la UdeG), Humberto Ortiz (Morena), Citlalli Murillo (#YoSoy132), Lic. Santos Urbina (Frente Amplio Contra la Privatización de la Industria Energética).

Por Jaime Hernández Ortiz
La Jornada Jalisco
Septiembre 3 de 2013

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