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lunes, 10 de septiembre de 2012

El mensaje secreto de Enrique Peña Nieto





Al integrar su equipo de transición, el presidente electo Enrique Peña Nieto pareció mostrar prisa para enviar diversas señales políticas, al interior y al exterior de su círculo de colaboradores. Una de ellas, quizá la más evidente, fue la que implica la designación de Roberto Campa Cifrián. El mensaje supone una abierta ruptura con Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, sin duda el funcionario público más importante e intocable durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa.

Campa es uno de los enemigos públicos más notorios de García Luna. Ambos coincidieron en los inicios del gobierno de Calderón, García Luna en su actual puesto, donde se ha mostrado como inamovible; Campa como el primer comisionado del Consejo Nacional de Seguridad Pública, producto del pacto entre la profesora Elba Esther Gordillo –entonces su jefa política– y el presidente de la República. Tras varios meses de fricciones entre ambos, García Luna aplastó a Campa mediante una intriga cuyos detalles le narramos más abajo. El golpe fue tan brutal que Campa no regresó nunca al equipo de Calderón. Todo indica que Peña Nieto le dará ahora el privilegio de la revancha.

Luego del triunfo de Peña Nieto en las elecciones de julio pasado, la suerte futura de García Luna es uno de los enigmas mayores por tratarse quizá del hombre que posee los expedientes confidenciales más delicados en la historia reciente del país, acaso sólo comparables con los que alguna acumuló Fernando Gutiérrez Barrios, cabeza de la Dirección Federal de Seguridad en el oscuro gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, y quien luego inició una carrera política que lo llevó a ser subsecretario de Gobernación, gobernador de Veracruz, secretario de Gobernación con Carlos Salinas de Gortari, y senador de la República. Sufrió un extrañísimo secuestro en 1977 y murió en octubre de 2000.

Como Gutiérrez Barrios, García Luna fue funcionario del sistema de investigación y espionaje para procurar la seguridad nacional, en el Cisen, el órgano que sustituyó a la Federal de Seguridad. Ya con Vicente Fox en la Presidencia, se volvió –como don Fernando, que alguna vez fue llamado “policía caballero”– el modelo del nuevo policía al crear la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) dentro de la Procuraduría General de la República, la que posteriormente desmanteló para impulsar la formación de la Secretaría de Seguridad Pública, con más de 45 mil elementos, a cuyo frente fue designado a la llegada de Felipe Calderón a Los Pinos.

Será tarea de historiadores, politólogos y quizá sicólogos dilucidar cómo se construyó la dependencia virtualmente adictiva de Calderón hacia la figura de García Luna, lo que volvió a éste el personaje más poderoso del sexenio.

El cese de Campa Cifrián en septiembre de 2007, apenas unos meses después de ser designado al frente del Consejo de Seguridad Pública, está envuelto aún en un enigma. García Luna ha dicho en privado a múltiples interlocutores que el ahora integrante del equipo de transición de Peña Nieto le propuso pactar con el crimen organizado, en un esquema que Campa habría diseñado con el entonces subsecretario de la Defensa, el general Tomás Ángeles, actualmente bajo proceso por acusaciones de vínculos con las mafias del narcotráfico.

García Luna ha comentado también en esos discretos coloquios que informó al presidente Calderón de la sugerencia de Campa Cifrián, lo que llevó al cese fulminante de este último, en condiciones extrañas: El primero de septiembre de 2007 fue emitido un comunicado de prensa en el que se refería la renuncia de Campa a su cargo. El día 4 se conoció una carta firmada por el propio Campa con la que desmentía tal hecho; refería choques con García Luna y anunciaba, entonces sí, su retiro del cargo.

En al menos una ocasión se publicó en un diario la versión de que Campa había ofrecido a García Luna tal pacto con las mafias. En conversación privada con los editores respectivos, Campa negó enfáticamente que ello hubiera ocurrido, pero rehusó otorgar una entrevista para aclararlo públicamente.

La rueda de la fortuna política ha vuelto a poner a Campa bajo los reflectores, y se asume que desempeñará algún cargo importante en el gobierno que presidirá Enrique Peña Nieto a partir de diciembre. Se ha interpretado su presencia en el equipo de transición como una respuesta a la influencia de la profesora Elba Esther Gordillo, pero la cercanía entre ambos se ha debilitado tras ser muy fuerte en la década del 2000.

No hay evidencia cierta de que la señora Gordillo esté detrás del nombramiento de Campa en el equipo de Peña Nieto. Éste lo designó, por sí y para sí. No tardaremos mucho en conocer el conjunto de sus razones ni las consecuencias de las mismas.

Desde La Redacción
Tomado de La Silla Rota
Septiembre 10 de 2012

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