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lunes, 15 de abril de 2013

"La educación es cooperación, no competencia" : investigador





Herman van de Velde, Doctor en Ciencias Pedagógicas, no sabía nada de Punta Arenas, Chile. Llegó por los vientos del azar, así lo confiesa, tal cual un día su vida y futuro se asentó en Nicaragua, sin saber nada de español.

“Hoy, las redes sociales nos convocan a compartir experiencias y es muy interesante lo que realiza en esta zona el centro Juan Wesley, entonces conocí al director (Alfredo Agüero) y me invitó. Actitudes cooperativas, se hacen desde abajo, desde el desarrollo. Es la pedagogía del ser y eso es lo que tenemos que empezar a construir”, sentencia y sus ojos inquietos brillan por sobre su voluptuosa cana barba.

Nació en Bélgica, estudió pedagogía en la Universidad de Lovaina, pero su formación la completó en Nicaragua, en la década del ochenta, bajo el Gobierno Sandinista, resistiendo a la contrainsurgencia financiada desde EE.UU.

Su vida en Nicaragua

“Sentí que ahí estaba mi vida. Participé de voluntario en las vigilancias revolucionarias que se realizaban. La cruzada de alfabetización fue un éxito, pero después con la guerra, casi de manera natural crece el analfabetismo”, explica en un lento y pensado español, parte de su historia.

Hace dos años, Herman van de Velde, participa en ABACOenRED, una organización que centra los aprendizajes en actitudes cooperativas y durante la entrevista lo reafirma en reiteradas ocasiones: “somos una iniciativa pedagógica con proyección hacia América Latina. Tenemos entre todos la tarea de compartir y cooperar para construir una educación diferente”.

-¿Y qué es una educación diferente?

Una que no fomenta la competencia. Consideramos que la actitud cooperativa es la esencia humana y la educación nace a partir de las relaciones sociales que se establecen a lo largo de nuestra vida y que, indudablemente, construimos de cara a todo el quehacer social. Es decir, no hay persona sin comunidad ni comunidad sin persona. Esas relaciones sociales son esencialmente educativas. No existe ninguna relación social que no tenga un carácter educativo y eso cuando lo investigamos y constatamos, descubrimos que es una característica esencialmente humana y que tiene que ver con la cooperación.

-¿Y la competencia no es natural?

Cuando analizamos la competencia en la educación, descubrimos que siempre es impuesta. Entonces no es natural y viene decretada desde el mismo sistema educativo, donde siempre se busca favorecer al que tiene la mejor nota, el que sobresale más. Y ahí no se piensa en el lazo humano y menos en profundizar la relación con los demás.

-¿Qué sería entonces la calidad, dónde reside su fuerza?

Primero hay que decir que la calidad no es formar una elite, sino que nace cuando un grupo o colectivo logra cooperarse a sí mismo de manera genuina, sólo ahí logramos un salto cualitativo a otros niveles de vida.

Por eso, en la propuesta pedagógica que tenemos, hay conceptos que ya erradicamos. Por ejemplo, no hablamos tanto de docente, porque cuando lo hacemos nos referimos a situaciones escolares y a escuelas, pero la escuela es sólo un espacio donde se aprende. Y, personalmente, creo que es el espacio donde más aprendemos, pero también lo hacemos en la vida y en nuestras relaciones sociales integradas, ahí es donde realmente aprendemos…

No debemos querer enseñar tanto. Lo interesante es acompañarse en el proceso de aprendizaje, yo y tú nos complementamos… y si los dos no sabemos algo, entonces buscamos a un tercero, ahí estamos construyendo nuevas oportunidades de aprendizaje… tú, eres un facilitador y yo también. Es decir, somos facilitadores de la construcción colectiva de oportunidades para aprender…si tú quieres aprender y yo también, entonces acompañémonos, en donde tú sabes cosas que a lo mejor yo no sé y viceversa.

En esta lógica, tampoco hablamos de alumnos, que en latín quiere decir sin luz y todos sabemos que existen estudiantes que saben más que nosotros de muchas cosas.

-Difícil tarea romper conceptos tan asentados…

No siempre es fácil, porque mis propios estudiantes vienen de una historia escolar donde siempre ha sido lo contrario. Entonces hablamos de responsabilidad compartida. Yo, por ejemplo, digo que como facilitador tengo una función especial. Pero si aprenden o no los estudiantes, la responsabilidad siempre es compartida. En conjunto tenemos que construir un ambiente para aprender. ¿Y cómo aprender? Esa es la pregunta esencial y hay muchas experiencias en América Latina que apuntan a eso, espacios donde reside la conciencia y la importancia de la cooperación, espacios donde se fomenta su contexto.

Una de las tareas primordiales que me parece necesario hacer es empezar a compartir, conocernos, aprender a disfrutar la diversidad, no apuntar a la uniformidad. Sólo desde ese reconocimiento podemos establecer mecanismo de cooperación genuina que ahora se facilitan con las redes sociales y el apoyo de los medios de comunicación que tienen una tarea superior e inimaginable. No hay educación formal ni informal: todo es educación.

-¿Y cuáles son las actitudes para lograr una cooperación genuina?

El primer pilar es saber escuchar, ahí reside la comunicación, hay que abrirse, apertura –y extiende sus manos como si saliera el concepto del corazón-, alguien que se cierra no puede cooperar. Luego la habilidad de interpretar, en base a lo que se ha escuchado de verdad, escuchar también quiere decir a sí mismo, la autenticidad, eso que llamamos la capacidad de lectura. Pero siempre debe estar la voluntad de compartir y eso lo hacemos con ternura, hay que querer a la gente, si uno no quiere entonces no puedes cooperar. Hemos hechos varios estudios, en todos los niveles y el relato que más sobre sale y recalcan los entrevistados es el trato, y eso incide en la calidad del aprendizaje, no puedo aprender con alguien que me trata mal. La otra actitud vital tiene que ver con la capacidad de decidir, ahí hay una disposición permanente al compromiso, la postura de saber lo que quiero. Como persona no existo yo sin los demás, así el contexto está dado por la visión a integrar.

-¿Y cuál es el rol del Estado?

Es importante que los gobiernos confíen en las comunidades locales, acompañándoles en la construcción de sus comunidades educativas, donde se fomente cooperación y no la imposición. Tenemos que ser capaces de construir alternativas locales, entender y apoyar sus diferencias. El problema es creer que las políticas educativas tienen que ser iguales, destruyendo la identidad y la cooperación propia y natural de una comunidad. Necesitamos espacios educativos que estén dentro y que al mismo tiempo sean parte de la comunidad.

-¿Y cómo se financia?

La educación debe ser gratuita, es un derecho en todos los niveles y de responsabilidad compartida. La cooperación genuina entre los diferentes actores es muy importante… No puede ser que si mi papá o mamá tienen reales puedo estudiar, eso no puede ser. Estoy convencido que la cooperación genuina nos llevará a construir nuestra conciencia social y colectiva y esa conciencia nos llevará a la unidad latinoamericana que tanto anhelamos.

elcronistadigital.com

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