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sábado, 14 de diciembre de 2013

Buena memoria y contundentes palabras





La traición a los principios democráticos en México ha sido denunciada desde 1986 por un político irónico e inteligente nacido hace ocho décadas en la ciudad de México: Porfirio Muñoz Ledo. Desde su época de joven estudiante en la UNAM ha sido un estudioso de la ciencia política y el derecho constitucional. Militante y dirigente distinguido del Partido Revolucionario Institucional (PRI) intentó transformar esa colectividad cuando participó en la fundación de la Corriente Democrática junto a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Ifigenia Martínez y otros compañeros. Ayudó a construir la unidad de partidos y movimientos de centro-izquierda en torno al Frente Democrático Nacional (FDN). Su buena memoria y la contundencia de sus palabras lo han destacado en múltiples actividades como funcionario, secretario y embajador en los gobiernos de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976); José López Portillo (1976-1982) y Vicente Fox Quesada (2000-2006).

Como opositor al sistema neoliberal que engaña y roba a México, Muñoz Ledo anunció durante su actividad legislativa, donde representó a los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT) en los recientes 20 años, la entrega de los recursos energéticos a transnacionales extranjeras, que se venía tramando desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). En 1983 cuestionó el proyecto de “Ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo”. Transcurrían los meses de septiembre, octubre y noviembre del penúltimo año de la administración salinista y la oligarquía aseguraba que con un Tratado trilateral de Libre Comercio (TLC), la patria de Benito Juárez obtendría enormes beneficios y los gobiernos “generosos” de Canadá y Estados Unidos “abrirían puertas y oportunidades al pueblo mexicano”.

“Si no hay respeto para el país es porque el gobierno se ha empeñado en una mala negociación; ha insistido en casarse con un instrumento del pasado, producto de las políticas neoliberales que ya han fracasado en todo el mundo, y ha rendido nuestra base productiva como solo lo haría una nación que ha perdido estrepitosamente una guerra”, advirtió Muñoz Ledo al visitar San Francisco, California en noviembre de 1993 y sugerir que los gobiernos y las sociedades de Canadá, Estados Unidos y México analizaran con seriedad los apremios y las necesidades regionales. Con palabras contundentes el también ex candidato a gobernador de Guanajuato pedía que se le hicieran correcciones al documento del TLC.

En diciembre de 2013, haciendo uso de su buena memoria y con palabras precisas, contundentes, cargadas de ironía, Porfirio Muñoz Ledo reflexionó en tierra jalisciense y junto a sus amigos Mara Robles Villaseñor, Esteban Garaiz y Enrique Ibarra Pedroza. Al presentar su libro Memoria de la palabra. Sentencias políticas, se refirió al atraco neoliberal a la nación. Coincidió en su apreciación con Rafael Barajas Durán, El Fisgón, quien entregó un “Léxico de la reforma” en su cartón publicado en La Jornada el pasado martes 10 de diciembre donde ejemplificó: “República Mexicana” es sinónimo de: “Colonia petrolera tercermundista”. Muñoz Ledo, también autor de La ruptura que viene, utilizó el término neocolonialismo.

México retrocede 77 años con la reforma energética aprobada por el PRIAN. Aunque en 1936 había políticos patriotas dispuestos a defender la soberanía nacional como Lázaro Cárdenas del Río, quien en 1938 nacionalizó la industria petrolera y puso un ejemplo de dignidad a todos los pueblos de nuestra América. Entrado el siglo XXI, dos peones del imperio; los panistas Vicente Fox Quesada y el usurpador Felipe Calderón Hinojosa calumniaron y cuestionaron a los gobiernos de Venezuela Bolivariana, Ecuador, Bolivia y Argentina cuando los entonces presidentes Hugo Chávez Frías, Rafael Correa Delgado, Evo Morales Ayma y Cristina Fernández de Kirchner, defendieron ante el mundo los recursos humanos, energéticos y naturales de sus respectivos países.

Redactar una nueva Carta Magna y construir entre todos una nueva República ha sido una propuesta insistente de Muñoz Ledo. Cuando habla de nuevas formas de organización política y de gobierno reconoce que el actual sistema sostenido caprichosamente por un grupo de rapaces oligarcas es inviable. Sabe, como muchos mexicanos, que las grandes desigualdades sociales no se combaten regalando despensas o tarjetas de tiendas departamentales en épocas preelectorales. A sus 80 años de edad le duelen la miseria, la pérdida de jurisdicción, el vaciamiento de la soberanía nacional y las cobardes formas de simulación para entregar los recursos naturales a los agiotistas criminales, algunos cómplices y, otros, autores directos en las guerras devastadoras contra los pueblos de las repúblicas árabes: Irak, Libia y Siria.

La compra de la presidencia y la venta de la patria habían sido señaladas por Muñoz Ledo, quien interpeló en varias ocasiones al ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) antes y después del fraude electoral de 1988 contra el Frente Democrático Nacional. Para recuperar algo de la memoria, los dirigentes de partidos de izquierda y organizaciones progresistas, incluido el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) podrían agregar a sus justas protestas contra la reforma energética privatizadora del PRIAN, jornadas de lectura que también incluyan las siguientes obras: Compromisos; La reforma del Estado; La ruptura que viene; La sociedad frente al poder; Por una nueva Constitución y Sumario de una izquierda republicana, todas éstas, escritas por un ciudadano vinculado a la política progresista con la visión y grandeza necesarias para enfrentar los nuevos atropellos y robos de la oligarquía en este 2013.

Por Fernando Acosta Riveros
La Jornada/Jalisco
Diciembre 13, 2013

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