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viernes, 30 de diciembre de 2011

Reconoce articulista la necesidad de los aspectos morales en la política nacional



- Inaplazable pasar al sendero de la justicia, dice.
- No hay que banalizar el asunto del amor en política, añade.

En un artículo publicado por Carlos Martínez García, denominado “Los amorosos”, en la Jornada el 28 de diciembre de 2011, dice este articulista que un gran sector de seguidores de Andrés Manuel López Obrador, considera que ante un ambiente caracterizado por la violencia, el recurso discursivo amoroso es imprescindible “mucha gente necesita escuchar algo distinto a la realidad que la flagela”.

El articulista se remite a la Cartilla moral de Alfonso Reyes, quien en esa obra, publicada en 1944, dijo que el ser humano “debe educarse para el bien. Esta educación, y las doctrinas en que ella se inspira constituyen la moral o ética”; de tal forma que varios autores del siglo XIX mexicano intentaron redactar catecismos cívicos y/o políticos, para que “contribuyesen a crear un entorno social más hospitalario para todos”.

Frente a las críticas que ha tenido López Obrador en el tema de la República Amorosa, dice Martínez García, “es importante discutir, razonar, dialogar acerca del amor y su papel en la construcción de nuevos y mejores horizontes para el gobierno y los ciudadanos”.

Añade que sería “un grave error banalizar el asunto, pero también lo es romantizarlo sin caer en cuenta que el amor tiene sus entretelones, y que no son fáciles de abrir”.

El articulista reconoce en la propuesta de López Obrador la urgencia de que el país “se funde sobre bases firmes, una de ellas la honestidad. Si la honestidad ciudadana, y sobre todo de sus gobernantes, resulta de fuertes convicciones morales, el fruto es bueno para todos y todas.”

Reconoce que otra base sobre la que desea edificar Andrés Manuel la república amorosa es la justicia, al señalar que “en nuestro país campea la injusticia, y una gran parte de ella es resultado histórico de la maquinaria gubernamental en sus distintos niveles., por lo que resulta “inaplazable que las instituciones del Estado mexicano se reorienten para caminar por el sendero de la justicia”

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