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lunes, 26 de noviembre de 2012

El legado económico de la alternancia





El "presidente del empleo" --que decidió mejor dedicarse a luchar contra el crimen organizado-- inició una serie de giras nacionales e internacionales, en semanas recientes, para recordar a los mexicanos y al mundo entero, el legado económico de su Administración. Y también, de paso, para dejar a su sucesor diversas recomendaciones para atender la problemática del crimen organizado.

La fría verdad es que el Presidente Calderón deja el país con muchos problemas, en diversas partes del territorio nacional, donde campea la ley del narco que busca sujetar a los pobladores que no pudieron abandonar a tiempo sus moradas.

Decenas de miles de personas murieron, como consecuencia de esa guerra sin estrategia ni inteligencia que guiara sus acciones. Y mientras tanto, los hilos sueltos de todo lo demás quedaron sin atención y sin gozar de la prioridad necesaria para ser atendidos adecuadamente.
Lo que sí hubo fue una (relativa) estabilidad macroeconómica. En general, las finanzas del Estado mexicano tuvieron la atención de los altos personeros a disposición del Gobierno Federal. La otra guerra era contra la inflación; y contra ese enemigo, todos los instrumentos a disposición del Estado mexicano se utilizan.

Inclusive cuando a finales de octubre, la inflación se asomó al 5% anual, hasta hubo el planteamiento en el Banco Central de subir la tasa de interés de referencia del Banco de México. Esa medida hubiera sido muy efectiva en diluir la presión contra los precios. . . qué importara que hubiera impactado la actividad económica y la posibilidad de lograr mayores empleos.

Qué bueno que esa idea se esfumó cuando el nivel de precios empezó --solito-- a declinar, porque esa inflación era atribuible a los precios externos de los productos alimenticios como en el frijol, maíz, arroz, trigo y aceites importados; y otros, por problemas de producción en México, como el huevo y las aves, que sufrieron una muy grave crisis por una incipiente epidemia que mató a miles de gallinas ponedoras.
En ambos caos, debería haber habido una respuesta más ágil de las políticas públicas, para promover mayor producción de granos en el campo mexicano que estaba produciendo poco, por su falta de créditos y apoyos a la producción; pero nuestro gobierno se resistía a involucrar al estado mexicano en asuntos económicos. . . cosa de ideología exagerada.

Luego también, en el asunto de la crisis del huevo: pudo haber sido mucho más ágil la respuesta gubernamental, o de la banca de desarrollo, para traer del exterior huevos y gallinas ponedoras. Pero sin duda la resistencia de los avicultores --que estaban haciendo su agosto, por vender a precios altos sus productos-- aletargó las respuestas gubernamentales en ese campo.

Por otra parte, el empleo en México, o la falta de. . . ha sido otro de los problemas que ha enfrentado el país en toda esta primera década del nuevo siglo. No hay duda que cerca de tres millones de trabajadores perdieron sus empleos en estos años; y la amenaza que eso crezca ahora no está fuera de consideración, por lo que pueda suceder en los Estados Unidos y ocurre ya en Europa.

Relacionado con ello es el problema del crecimiento relativo del mercado laboral informal que, a diferencia del mercado formal, ofrece salarios 15% más bajos y no protege con atención médica y jubilaciones a sus trabajadores.
Como consecuencia de esos acontecimientos en la economía, el desempleo ha crecido sustancialmente en el país --igual que la pobreza- durante toda esta Administración que concluye. Parte de ello es atribuible a la crisis económica mundial de 2007-2008, de la que nunca pudimos salir completamente; y ahora, de nuevo, la crisis está empezando a generarse en Europa, Japón y los Estados Unidos y nos puede impactar.

Pero aquí también ese problema se podría atribuir, en parte importante, a la falta del gobierno de aplicar políticas públicas compensatorias para evitar la extrema intensidad de la crisis económica. Así podrían sortear ahora la crisis que -de nuevo-- está en formación en este final del 2012 e inicios del 2013.

Por Jesús Alberto Cano Vélez *
mx.ibtimes.com
(*) Presidente del Colegio Nacional de Economistas, Federación de Colegios de Economistas, A. C.

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