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viernes, 7 de marzo de 2014

El valor de una mujer



Foto: Red
La mayoría de personas alrededor del mundo conocen la historia de Adán y Eva en el libro de Génesis de la Biblia o el libro sagrado para los Judíos, Cristianos y Musulmanes; la misma es también relatada en diferentes culturas y creencias con otros nombres, deidades y simbolismos, siendo Eva protagonista responsable del despertar del hombre al conocer las consecuencias de las implicaciones del poder del conocimiento en su humanidad, con eco hacia su eternidad.

Desde siempre la mujer ha cumplido con su destino como compañera idónea del hombre; pues así como el hombre es la mayor creación y representación del Altísimo en la tierra, la mujer es el sexto sentido, voz interior y fuente de vida para el hombre, que le permite a los mismos alcanzar la exaltación.

La Biblia testifica que la mayor riqueza con la que un varón puede ser bendecido es el amor de una mujer virtuosa, cuya espiritualidad y sentimientos le den significado y dirección al barco de su vida. Para ello es imperativo que la mujer reconozca y abrace su herencia divina y real linaje para llevar a cabo su más grande propósito, misión y llamamiento en la tierra: ¡el de ser mujer!

En todo tiempo la mujer necesita construir su vida y la de sus seres queridos sobre la roca del conocimiento académico y espiritual, convicción de valores y principios, y educación y trabajo, por ende, es triste presenciar la vida de una mujer sentenciada al silencio, opresión, abuso y aislamiento en naciones subdesarrolladas o radicales religiosa y/o políticamente. ¿A quién culpar? Nadie más culpable que la mujer, pues es casi imposible exigir respeto de los demás, cuando se es incapaz de respetarse a sí misma, negándole así a dichas naciones la valiosa contribución de la mujer capaz de pensar y sentir con una visión amplia y eterna, que transciende las pequeñeces humanas y asciende a sus hijos y futuras generaciones a transformarse en la grandeza de su Ser mayor.

Sin lugar a duda el movimiento feminista, lejos de posicionar los derechos de la mujer en la sociedad, la han hundido en su valor, por lo que la mujer debe de ser educada y preparada, ya sea que ejerza su profesión o no, para poder desarrollarse y contribuir al bienestar de su hogar y de la sociedad. Sin embargo, la misma debe de evitar sacrificar el bienestar de su hogar por logros profesionales o seculares.

Revestida con determinación y coraje, la mujer de valor se convierte en cazadora y guerrera si las circunstancias lo requieren; su sentido de belleza proviene de su capacidad de amar, perdonar y entregarse; y su modestia y candor la hacen ser deseada y apreciada, pues ya sea virgen o no, vive en castidad hasta darse con honor y dignidad.

En un mundo agobiado por guerras, hambre, pena y dolor, la mujer es el pilar capaz de hacer la diferencia en su hogar y con su prójimo. Después de todo lo dicho y hecho, ¿debe la mujer ser sumisa ante el hombre? Sí, debe serlo ante el hombre que sabe ser sumiso ante el Creador y al mismo tiempo la mujer debe asumir la responsabilidad y liderazgo en el glorioso desempeño de su valor…

Cuando una mujer cría a un niño, levanta a un hombre; cuando una mujer cría a una niña, levanta una nación.

Por Diana Benavides*
*Este escrito es propiedad y derechos reservados de su autora, Diana Benavides.
elcronistadigital.com

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