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Días terribles los que suceden en la nación. Cada vez más descomposición. Cada vez mayor saqueo. ¿Esto es México? ¿O sólo su fantasma? Bah.
Eso es lo que escribí en twitter por la mañana antes de salir de casa. Supongo que mi pesimismo se corresponde con el de cientos, miles, millones de compatriotas. Sufrimos los mexicanos las consecuencias de haber permitido que el país fuera tomado por una minoría que gobierna para satisfacer a quienes controlan un sistema de explotación global. El Estado Mexicano se ha desdibujado. ¿Nos desdibujaremos también los mexicanos? ¿Aceptaremos como si nada convertirnos en súbditos del imperio? ¿O seremos capaces de salvarnos a nosotros mismos, rescatar la República, recuperar nuestro presente y procurarnos un buen futuro?
Por donde se mire, la realidad nacional atraviesa un largo, ya muy largo, período de oscuridad profunda. La crisis ha dejado de ser una eventualidad para convertirse en la experiencia cotidiana que asola a millones de seres humanos. La violencia, la corrupción, la simulación son ocultadas por medios masivos de comunicación que mienten, apaciguan y adoctrinan.
Por aquí y por allá, no dejan de surgir grupos, organizaciones, movimientos ciudadanos para oponerse, resistir y propiciar un cambio. En ese contexto, el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, surge oficialmente como partido político, imponiéndose la obligación de salvar a México por la vía pacífica, a través de la desprestigiada vía electoral. Y yo me pregunto, ¿será posible?, ¿a qué le tiramos quienes conformamos Morena?, ¿por qué, si el neoliberalismo se impuso defraudándonos en las elecciones de 1988, en 2006 se consolidó imponiendo a un irresponsable sanguinario y seis años después comprando la presidencia para colocar en ella a un testaferro del gran capital, aún insistimos en la vía electoral?
A título personal respondo que no sé. De todos modos estoy y voy con Morena, porque no creo en la violencia ni percibo en un futuro inmediato un gran movimiento de masas o una huelga general que pongan en peligro la continuidad del régimen que padecemos. Y aunque tampoco crea en quienes organizan las elecciones, creo que en 2018, al fin, millones de mexicanos abrumados por una realidad irrespirable, volverán a creer en ellos y votando multitudinariamente serán capaces de tumbar la dictadura neoliberal. En 2012 hubiéramos ganado con veinte millones de votos. Para 2018 la meta que se plantea Morena son treinta millones, que garantizarían un triunfo inobjetable y posiblemente a prueba de fraudes. Sé que lograrlo es difícil. Pero también sé que si no lo logramos México podría convertirse en un infierno o en una vulgar colonia del imperio.
@Vegdelanoche
Nota editorial leída el 16 de julio de 2014 en #LosAtractivosDeLaNoche, programa de radioamlo.org, que se transmite los miércoles de diez de la noche a una de la mañana.
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