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Hoy que ha anunciado su retiro el futbolista Francisco Palencia, es justo reconocer su valor, su entereza, sus ganas, el esfuerzo y el trabajo que puso en cada partido en el que participó, sobre todo en los últimos años de su carrera cuando ya no era un jovencito, sino todo un veterano.
Palencia, en sus últimas apariciones en la cancha, probó que le echaba más ganas que los novatos, por eso fue grande. Solo por eso.
Es el caso de Roger Federer, el tenista suizo que hace un año parecía acabado porque otros tenistas, más jóvenes y más fuertes, lo vencían en cada ocasión en que se enfrentaban.
Bien, el pasado domingo, con sus rivales de menor edad totalemente liquidados por el cansancio, Federer volvió a ganar. Se impuso porque no dejó de entrenar, de esforzarse.
Es el caso de AMLO, que no ha dejado de luchar, a pesar de las adversidades. Que no se confíe Peña Nieto, no le vaya a pasar lo que a Rafael Nadal y a Novak Djokovic, que cuando mejor se veían fueron fácilmente superados por el veterano y trabajador Roger Federer
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