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viernes, 14 de septiembre de 2012

MORENA ¿Movimiento o Partido?






A LOS INTEGRANTES DEL MOVIMIENTO REGENERACIÓN NACIONAL



Conscientes del gran interés que ha despertado entre los miembros y simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) el futuro de nuestra organización y, en particular, la decisión que debe tomarse sobre si MORENA se mantiene como asociación civil o se convierte en partido político, consideramos importante abrir el debate público para que, entre todos y desde abajo, resolvamos lo que más convenga.



Con el propósito de facilitar el debate y la libre determinación entre los delegados a los Congresos Distritales para decidir si MORENA se convierte en partido político o no, se ha solicitado a diez miembros del consejo consultivo para dar una opinión fundamentada sobre las ventajas y/o desventajas que tendría tomar cualquiera de las dos posturas; 3 a favor de Partido y 3 a favor de mantenerse como movimiento, procurando la misma extensión para ambos puntos de vista.

Conviene informar que la discusión sobre este tema se tuvo que adelantar porque la ley vigente establece que sólo en el mes de enero del próximo año, debe notificarse al IFE la solicitud de creación de nuevos partidos políticos.


A FAVOR DE QUE MORENA CONTINUE COMO MOVIMIENTO


MOVIMIENTO Y PARTIDO

Armando Bartra



Morena es movimiento ¿debe ser también partido? Esto tiene que ver con el país, la coyuntura, la organización que tenemos y la que necesitamos para impulsar mejor el cambio.

1. El programa, estrategia y organización necesarios derivan de nuestra apreciación de la circunstancia histórica y coyuntural: México es un país injusto, polarizado (ricos-pobres, ciudad-campo, indios-mestizos, hombres mujeres) y cada vez más sometido a EU; estancado en lo económico, socialmente desmoralizado y ambientalmente degradado; un orden antidemocrático y regido por oligarcas enriquecidos a la sombra del poder y a costa de la nación, empeñados en conservar los privilegios y complicidades que obtienen de su maridaje histórico con el Estado y en mantener el control directo del poder político por que ya orquestaron tres fraudes electorales contra nosotros. En estas condiciones los movimientos sociales que defienden causas particulares no bastan pues lo que hace agua es el sistema en su conjunto. Tampoco bastan los partidos institucionales que buscan atacar los males accediendo al poder por la vía electoral pues la oligarquía no está dispuesta a cederlo y lo defiende reprimiendo o domesticando a los opositores y orquestando fraudes comiciales.

La prisa es mala consejera pero el cambio verdadero que ni los movimientos ni los partidosinstitucionales pueden materializar por si solos, además de necesario es urgente porque vamos en picada y los envalentonados personeros de la oligarquía se disponen a desmantelar lo que queda del nacionalismo y del estado social. Sólo un viraje histórico sacará de la ruina al país, pero la experiencia demuestra a) que los movimientos sociales en el mejor de los casos frenan algunos males que luego regresan en un eterno forcejeo y b) que para cambiar de modelo la vía partidista electoral convencional está taponada por el empecinamiento antidemocrático de la oligarquía. No renunciamos a la vía comicial, pero aprendimos que para ganar elecciones no basta con prepararse para las elecciones. Para impulsar el cambio necesitamos combinar la energía social de los movimientos y la visión incluyente y estratégica de los partidos.

2. Fundado hace menos de 2 años para cambiar impulsar el cambio de régimen, Morena tieneprincipios éticos y críticos que además practica. Tiene un programa estratégico: el “nuevo proyecto de nación” por el que ha combatido denodadamente como lo hizo en la defensa del petróleo y en la pasada elección. Tiene una organización nacional con cerca de cuatro millones de adherentes y presencia en todos los municipios. Y tiene en AMLO un líder incuestionable. Es, además, una organización de lucha, capaz de moverse como un gran ejército comicial. Morena es la más consistente agrupación de la izquierda en la historia de México, un movimiento con principios, programa, estructura y liderazgo en lucha por el cambio verdadero con métodos pacíficos y desde la sociedad. Morena es un gran movimiento plural e incluyente pero en la práctica es también unpartido, más partido que muchos de los que dicen serlo. No lo que la legislación mexicana exige, si lo que la historia demanda. Cuándo y cómo busque su registro, porque así convenga a su profesionalización o planes electorales, importa y urge (hay plazos fatales) pero resulta secundario. Lo que cuenta es que seguimos en pié y no nos vamos a rendir ni claudicar. Lo principal es que Morena siga siendo un movimiento amplio, plural, incluyente y combativo que lucha por el cambio de régimen vía electoral pero también resistiendo reformas neoliberales y políticas antipopulares, apoyando demandas populares e impulsando el cambio verdadero.

Como se vio en la defensa del petróleo, en esto no estamos solos, marchamos con muchos otros contingentes en convergencias indispensables en términos de correlación de fuerzas. Podríamos, entonces, impulsar la conformación de un Movimiento de Movimientos cuyas reivindicaciones están ya en nuestras respectivas las plataformas. Pero Morena no se debe fragmentar en múltiples morenas perdiendo su condición de gran movimiento nacional en lucha estratégica por un nuevo país, al dispersarse en combates sectoriales. No por ser movimiento Morena debe renunciar a lo que tiene departido.

Es unilateral ver a los partidos como instituciones electorales, grupos vanguardistas o aparatos políticos profesionales. Un partido progresista es una fuerza social organizada para el cambio, con presencia en la mayor parte del país, principios claros, un programa estratégico nacional y capaz de movilizarse en defensa de dicho programa. Puede, o no, tener registro y participar, o no, en elecciones; puede encabezar luchas o compartir el liderazgo; pude tener más o menos militantes profesionales. Pero todo eso es adicional a lo que define un partido y depende de las circunstancias.

Son pocos los movimientos que por su amplitud, universalidad y visión de futuro tienen como Morena el carácter de partido, pero un partido que no es movimiento o no forma parte de uno, no es partido verdadero ni puede empujar el cambio. Lo que es más cierto en México, donde la oligarquía y el PRIAN dinamitaron la democracia comicial y el “juego de partidos” es una burla.

3. La imposición deja lecciones y retos. Enseña que frente una oligarquía aferrada al poder que controla el gran capital, los recursos públicos, casi todos los gobiernos e instituciones, la mayor parte de los medios de comunicación y los gremios corporativos la izquierda no ganara elecciones sólo preparándose para ellas. Para impulsar el cambio desde abajo, pero también ganando elecciones -pues sin la Presidencia de la República y peso en el legislativo no podrá completarse la regeneración de México- será necesario ir cercando socialmente al poder y sus personeros, habrá que aislarlos yencerrarlos en un mar de organizaciones populares. Para esto es necesario pasar de ejército comicialcentrado en nuestro candidato a movimiento en resistencia con intensa y cotidiana vida democrática, liderazgo electo y organización territorial y sectorial. Y sobre todo conservar el espíritu movimientista y la visión de partido. Morena debiera transformarse en un Movimiento-Partido. Con menos no podremos.



MOVIMIENTO Y PARTIDO

Luciano Concheiro Bórquez



MORENA es un movimiento y en la práctica también actúa como partido. La construcción de nuestra organización se ha dado en una coyuntura especial que le ha dado a nuestro Movimiento características fundamentales como la de ser un proceso de construcción de una expresión ciudadana y política de nuevo tipo.

MORENA es producto de un movilización cívica sin precedentes en la lucha contra el desafuero de AMLO, del respeto de la voluntad popular organizando para ello ciudadanos y ciudadanas conscientes y dispuestos a ir más allá de la emisión del voto al apropiarse de su destino y darle así a la democracia otro sentido; pero nuestra organización es algo más al ejercer la soberanía en la defensa del petróleo y luchar por la mejora de la economía popular.

MORENA es un movimiento de masas, de millones de mexicanas y mexicanos que cuenta con un programa llevado a la práctica, producto de la interacción con otros movimientos y organizaciones sociales y políticas en la búsqueda por transformar profundamente nuestro país. Este carácter masivo nos brinda una cualidad especial, nos proyecta como parte del pueblo como conjunto y a la vez al ser portadores de un Estado y una sociedad que queremos, nos proyecta como una fuerza política.

MORENA es uno de esos movimientos que son sujetos políticos pero que a la vez son sociales y es esta doble condición la que permite que el cuestionamiento del régimen actual permita también confrontar las propias estructuras sociales que le dan sustento al ser parte de las estructuras antidemocráticas; y a la vez nos permite establecer en la práctica y como proyecto una nueva relación Estado – sociedad.

MORENA como parte de las fuerzas de regeneración necesarias, es un espacio de invención de nuevas prácticas, de reforma directa del orden dominante y esto sólo es posible en términos generales y específicamente para la coyuntura actual desde la prefiguración social más que en las formas alternativas que se pueden conquistar. Los espacios sociales más cercanos a la ciudadanía en su cotidianidad son los que permiten construir un sentido de mentalidades alternativas frente a la corrupción, el descrédito de la política y de la llamada clase política.

MORENA como movimiento social y específicamente por su condición de movimiento social cívico o ciudadano, encuentra en su acción política la articulación general de su propia condición social, en un contexto histórico que en el caso de México es especialmente social porque ha sido construido al igual que el Estado, a partir de la gran intervención de movimientos sociales revolucionarios, en la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana.

MORENA en su dimensión social confiere un sentido humano a la historia específica de la integración de un sujeto histórico para la transformación de nuestro país, por ello, los elementos morales y éticos son constitutivos en este punto de partida, desde la política, el pragmatismo domina la escena.

MORENA surge como movimiento social cuando los conflictos políticos no pueden ser procesados básicamente por las instituciones y aparatos del Estado, entre las que destaca el sistema de partidos políticos. Nuestro movimiento ha hecho política cuestionando la pérdida de soberanía, las estructuras de desigualdad y exclusión, la falta de democracia y alejamiento de la justicia y la legalidad por parte del propio Estado; por ello, enfrentar ese cuestionamiento implica reformas sociales, en la esfera de lo público y en el Estado mismo. El cuestionamiento de las jerarquías y el orden político vigente, por un lado, y de las estructuras sociales de explotación, subordinación y discriminación, tiene un carácter disolvente de esa mercantilización de la vida social y política (de la cual la compra de votos es parte) a la vez que corroe las bases de la antidemocracia en tanto dignifica a sujetos socio-políticos como es nuestro Movimiento.

MORENA ha activado una dimensión ética del hacer política ya que se mueve desde lo social y a la vez en el ámbito de lo público como forma de aplicar política desde y para la sociedad. La acción colectiva, de masas, se da en la actual coyuntura fuera de las instituciones porque éstas no han cumplido con su propósito, sólo desde esa posición podremos regenerar al Estado, para que éste sirva a la sociedad y no se sirva de ella en beneficio de unos cuantos y en particular de las transnacionales y los monopolios.

MORENA se propone como Principios Programa, enfrentar los excesos de una modernidad que ha mercantilizado todas las formas de vida y pretende privatizarlas junto con los recursos naturales; esto no sólo pertenece al mundo del trabajo y la producción, sino también como vivimos y que valores nos rigen; la pobreza y las desigualdades extremas a las que está sometida la mayoría del pueblo mexicano están acompañadas de formas de opresión que no sólo afectan a un sector o a una clase social, sino a grupos sociales transclasistas o incluso a la sociedad en su totalidad, por ello el carácter político necesario derivará básicamente de movimientos sociales como el nuestro.

MORENA es un movimientos que también combina en su programa el discurso socio-ambiental con los derechos de las futuras generaciones junto con un planteamiento de marcada referencia a su memoria histórica, a lo que es un legado y que actualizado nos da una identidad; donde las propias luchas han hecho referencia a las raíces históricas profundas y se ubican en la necesidad de un planteamiento de transformación futuro con también evidentes anclajes de corte histórico y desde nuestra diversidad; también somos parte de procesos a nivel mundial donde en especial los movimientos-partido de nuestro continente permiten vislumbrar una nueva relación en la aparente paradoja de la contradicción globalización-nación-localización. Esta contradicción entre la dispersión localista de los movimientos y su determinación global, se expresa en una despolitización de la llamada “sociedad política” y de la también llamada “sociedad civil” frente a la superpolitización (desdelo político) de los movimientos sociales de los cuales somos parte.

MORENA es un Movimiento pero por lo antes expuesto es también un partido pero con una gran característica que lo diferencia de los otros y que planteamos que es fundamental que la conservemos y despleguemos en todas sus dimensiones: se propone transformar el conjunto de nuestro país. En este sentido nuestro movimiento-partido tiene un carácter de sujeto histórico parte de la sociedad vuelta pueblo organizado porque es allí donde se encuentran las fuerzas del cambio radical que hoy necesitamos.

MOVIMIENTO Y PARTIDO FRENTE

Alejandro Encinas Rodríguez

Tras la elección presidencial de 2006 la izquierda entró en un proceso de división y diferenciación. El posicionamiento ante el gobierno espurio de Calderón; la contienda por la presidencia nacional del PRD y la ruptura de la Coalición Por el Bien de Todos, que condujo a severas derrotas como sucedió en las elecciones locales en Guerrero en 2008, auguraban su fractura.

A lo largo de ese proceso se impulsaron nuevas formas de organización: la Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y más adelante el Movimiento Regeneración Nacional, que pronto se constituyeron en espacios amplios de participación que rebasaron los linderos de las filas partidarias y permitieron la convergencia tanto militantes de distintas organizaciones políticas como de ciudadanos sin ninguna filiación política.

Largo fue también el andar para construir el Movimiento Progresista. Hubo que enfrentar resultados adversos en las elecciones intermedias; la disolución del Frente Amplio Progresista y la formación del DIA; la pretensión de imponer como estrategia electoral la alianza con el PAN, que se logró revertir en la elección de gobernador en el Estado de México, cuando la ruptura era inminente, y la selección de nuestro candidato a la presidencia, que se resolvió con inteligencia y unidad.

Pese a la manipulación del proceso electoral, el resultado evidenció la fuerza de nuestro candidato, la importancia de abrir nuestra propuesta a los sectores medios y al empresariado emprendedor; así como la importancia de la actuación unificada de la izquierda, que permitió recuperar la confianza en un amplio sector de ciudadanos cansados de las divisiones internas. Mantener la confluencia de estos factores, será determinante para consolidar la fuerza que hoy representamos, donde Morena debe seguir siendo el eje articulador.

Se requiere mantener un movimiento amplio y plural, con una estructura flexible y horizontal que desate la iniciativa y la imaginación de la gente. Al mismo tiempo, se requiere construir una organización política que permita a los miembros de Morena acceder al poder público y a los cargos de representación popular, evitando la subordinación de Morena a los partidos y que éstos cosechen los espacios de representación a los que legítimamente pueden aspirar sus miembros.

La formación de un nuevo partido garantizaría estos objetivos, mas no necesariamente la unidad del movimiento progresista. Más aún, la creación de un nuevo partido pondrá en riesgo la viabilidad de los proyectos de nuestros aliados.

Comparto la idea de crear algo nuevo, más no a cargo de minar lo hasta ahora construido. Sé que al seno de Morena existen diferencias y cuestionamientos fundados a dirigentes y prácticas antidemocráticas de los partidos, con lo que coincido y de las que he sido severamente crítico. Pero también entiendo que más allá de los intereses de dirigentes partidarios o de los grupos de interés que existen en los partidos, lo importante es consolidar lo logrado.

Una posibilidad es la creación de un Partido Frente con los actuales integrantes del Movimiento Progresista o con algunos de ellos, en el que bajo un sólo registro partidario, Morena y los partidos, establezcan un frente político electoral, manteniendo la autonomía y organicidad de cada integrante en igualdad de condiciones, con base en un acuerdo político en lo fundamental que permita la unidad de acción; el derecho a disentir y defender posiciones en los temas que no formen parte del acuerdo básico y con reglas claras de convivencia y competencia interna para definir los órganos de dirección y las candidaturas del Frente.

Un Partido Frente, evitaría la fragmentación electoral de la corriente política mas importante de oposición en el país; obligaría a los partidos existentes a una renovación profunda; a superar las burocracias y los grupos de interés, y permitiría continuar el proceso de unificación de las fuerzas progresistas, a partir del cual, todos lo procesos de creación de nuevos partidos se asoció a la unificación de las izquierdas. Así sucedió en 1981 cuando el PCM decidió disolverse para formar el PSUM, en 1987 con la creación del PMS, y en la formación del PRD en 1989. (Senador de la República)




A FAVOR DE QUE MORENA SE TRANSFORME EN PARTIDO



MORENA: POR UN PARTIDO DE NUEVO TIPO

Eduardo Cervantes Díaz Lombardo



Los partidos políticos de México viven una profunda crisis de credibilidad y están sumidos en el desprestigio.

En el caso del PRI y del PAN, se trata de franquicias políticas al servicio de la oligarquía de potentados que se han beneficiado del modelo económico neoliberal que se viene aplicando en México desde hace casi 30 años, con el desastre nacional como dramática secuela.

No obstante la desconfianza social en los partidos incluye también a los llamados de izquierda: PRD, PT y MC. Ello obedece a que no representan las expectativas ni las necesidades de la gente, a la corrupción de muchos de sus dirigentes y al abandono de los principios y del proyecto que dicen defender.

En el caso del PRD, su descrédito es tan grande como su extravío. Ahora, el fin último de la burocracia dirigente es reciclarse en las candidaturas y los cargos públicos y partidistas, haciendo de lado el propósito de transformar la vida pública de México.

Para ello desmanteló la estructura organizativa del partido, suprimió la legalidad interna y en lugar de militantes creó legiones de clientes políticos sin formación ni conciencia.



2

Teóricamente el partido es un instrumento de organización o una opción electoral del segmento social que se identifica con sus postulados y proyecto. Esto, por sí mismo, no es malo ni negativo; el problema es darle la espalda a lo que se dice representar, de lo cual no tiene la culpa el partido como tal, sino los dirigentes que lo pervierten, guiados por sus intereses personales o de grupo.

Por otra parte, no existe otra forma de organización para transformar la realidad social por la vía pacífica, ya que ello supone participar en elecciones y sólo pueden participar en ellas los partidos.

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El reto principal de la izquierda en nuestro país es la organización, condición indispensable e insustituible para el cambio de régimen que MORENA ha fijado como su objetivo primordial. Sin la organización no se puede construir el poder popular ni será posible cristalizar la transformación de la vida pública que nos proponemos para México.

En la actualidad, si bien hemos avanzado de manera importante en la organización del pueblo, el grado y el nivel alcanzados aún resultan insuficientes para detener los fraudes electorales y las políticas públicas contrarias al interés nacional y popular.

En este punto conviene preguntarse si los partidos llamados de izquierda son capaces de llevar a buen puerto los objetivos históricos del pueblo mexicano y la respuesta evidente es que no, por la simple razón de que se han olvidado de dichos objetivos y mas bien se han sumado a las reglas del juego del sistema y de la clase política.

Otra pregunta obligada es si el movimiento social, con sus variadas expresiones (incluida MORENA) puede conducir la lucha por el cambio verdadero, considerando en ello la vía pacífica y la participación electoral como Andrés Manuel ha planteado reiteradamente, y la respuesta también es que no, entre otras cosas porque se mantendría la subordinación a los partidos llamados de izquierda y la definición de las candidaturas seguiría en manos de sus burocracias, incapaces de ver más allá de sus intereses personales y de grupo.

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Así las cosas, mantener la estrategia del cambio de régimen y andar en ese camino por la vía pacífica y electoral reclama de una nueva organización política, es decir, de un partido, pero necesariamente de un partido de nuevo tipo, desprovisto de las ataduras y ambiciones que den al traste con la esperanza.

Un partido de nuevo tipo que garantice concepciones, estilos y prácticas diferentes a las tradicionales, esto es, que se desenvuelva con una cultura política anclada en la moral y en la ética, atributos sin los cuales repetiríamos los errores y cancelaríamos un futuro promisorio.

Ahora bien, una cultura política renovada no se establece ni se impone por decreto; por el contrario, se trata de un proceso y de una perseverancia cotidiana, producto, a su vez, de la conciencia plena sobre su necesidad, situación ésta que Andrés Manuel López Obrador representa y encarna con toda propiedad.

Partido de nuevo tipo que ponga en el centro de sus accionar el postulado de la revolución de las conciencias y el desarrollo del pensamiento crítico, en el sentido de ir edificando una militancia, pero también una sociedad, informada, solidaria y fraterna, que enaltezca el valor de la honestidad y que se apropie de su destino a partir del auto reconocimiento de su poder y su fuerza.

Partido de nuevo tipo sustentado en una nueva base social y una militancia organizadas, informadas y participativas, constituidas en conciencia crítica de los dirigentes, con capacidad de propuesta y de evaluación, atentas cuando se requiera a la revocación del mandato, exigentes con la rendición de cuentas.

Por ello, un elemento central del nuevo partido sería la formación política de sus miembros, bajo el supuesto de tratarse de un derecho irrenunciable y no de un asunto sujeto a la discrecionalidad burocrática. La construcción de una nueva cultura política y el desarrollo del pensamiento crítico están íntimamente ligados con el proceso formativo de los miembros de la organización.

Partido de nuevo tipo incluyente y plural, abierto a la sociedad, solidario y comprometido con las luchas y movimientos sociales, en el que las candidaturas se definan por el perfil de las personas y los compañeros y nunca más por cuotas o influyentismos.

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Por las razones anteriores, la mejor propuesta para MORENA y su futuro es convertirse en un partido político de nuevo tipo, plenamente comprometido con los intereses de la nación y del pueblo y con una democracia interna a prueba de arribistas y trepadores.

Contamos para ello con el ejemplo de Andrés Manuel, pero también con el de muchos mexicanos distinguidos y honestos que se han sumado a MORENA y, sobre todo, con millones de mexicanos conscientes de la necesidad de un cambio verdadero, movidos realmente por el ideal de un México mejor y por la certeza de que la dignidad no tiene precio.



¿POR QUÉ MORENA DEBE CONSTITUIRSE EN UN PARTIDO POLÍTICO?

Jaime López Vela



El resultado de las elecciones del 2012 en México es claro, las instituciones electorales se negaron a realizar el mínimo esfuerzo por investigar las denuncias presentadas por la coalición del movimiento progresista y con ello, confirmaron su actuar en favor de la oligarquía y de poderes fácticos como los medios de comunicación para preservar el poder en manos de quienes les garanticen continuidad a sus beneficios personales en detrimento de millones de mexicanos y de un país marcado por la violencia, la injusticia, la pobreza extrema, la falta de oportunidades para los jóvenes y una frágil economía.

MORENA como un movimiento político y social de mujeres y hombres libres que buscamos por la vía pacífica la transformación de la vida pública debemos tomar acción, el camino es claro, o vamos por la vía institucional o el movimiento desemboca en una afrenta que no es deseable por los costos que ello representa.

Ante este panorama la organización que hemos desarrollado debe pasar a la acción, a la constitución de un partido político para alcanzar el poder del gobierno desde donde podamos emprender las transformaciones que deseamos.

Las y los ciudadanos hemos mostrado el hartazgo por las formas de clientelismo con que se han conducido los partidos políticos, en este proceso electoral fuimos testigos una vez más de la manera burda en que deciden las candidaturas, alejados de la representación de las causas sociales, obedeciendo a intereses grupales que ni siquiera cohesionan los de un instituto político y para revertir esta situación debemos mostrar que podemos hacerlo de manera distinta, basados en la ética, en la equidad y la justicia que buscamos para nuestro país.

MORENA cuenta con el capital humano para presentar candidatos para ocupar los cargos políticos, movilizar el apoyo electoral y organizar las tareas legislativas a partir del trabajo y el esfuerzo de quienes de manera decidida hemos pugnado porque las cosas sean mejor, anteponiendo el interés colectivo frente al personal.

Es necesario para ello mostrarnos con claridad como una fuerza progresista, que incluya no sólo de nombre sino en los hechos a todos los sectores, pero sobre todo a los más desprotegidos, a niños, jóvenes, mujeres, indígenas, campesinos, discapacitados, diversidad sexual, adultos mayores, pero también a empresarios, ecologistas, en una visión moderna de la izquierda que promueva los valores de la democracia e impregne la tolerancia, la igualdad, la libertad, la justicia y la no discriminación como principios rectores que garanticen el progreso y desarrollo social y económico en un marco de vigencia plena de los derechos humanos.

Las realidades en el México de nuestros días son distintas, hemos visto como la compra de voluntades se facilita cuando hay pobreza y falta de educación, para detenerla y revertirla, debemos asumir las tareas propias de un partido político que genere conciencia y formación política y por ello es necesario mudar de un grupo de interés colectivo o presión como lo es hoy MORENA.

Las transformaciones sociales que buscamos se generan en el Congreso de la Unión, en los congresos estatales, en los bandos de gobiernos de los municipios pero estas tareas en el marco institucional en el que decidimos permanecer sólo pueden ser por la vía un partido que proponga programas e ideología, que organice y articule las tareas e intereses con fines estrictamente políticas para movilizar a los ciudadanos y formar los gobiernos que las garanticen.

MORENA deber transitar a un movimiento de presión y buena voluntad a un partido político para auspiciar la democracia, validar la discusión y el disenso, abrir cauces para el libre debate de las ideas de las leyes y del programa político que buscamos llevar al poder, potencializar los liderazgos con que se ha formado y abrirse a todos los sectores pero de manera importante a los jóvenes que hoy reclaman atención y espacios.

Constituirnos como partido que garantice ética, seriedad, trabajo, preparación y constancia en su conducción, nos permitirá ejercer influencia en el ámbito de los órganos de gobierno y en la modernización del Estado por medio de la representación popular para alcanzar la Presidencia de la República en la búsqueda de dignificar el quehacer político y promover el desarrollo de la democracia.

Debemos ser claros y contundentes, queremos el poder, buscamos acceder al poder, porque sólo desde ahí podremos generar las transformaciones que nos han llevado a coincidir en este espacio de lucha social de amplio espectro que es MORENA, pero como un movimiento social sin el carácter de un partido político resultará imposible de alcanzar.

En el contexto de la frágil democracia mexicana MORENA requiere tomar el papel de un partido político como actor principal que asuma con plena conciencia la lucha por el poder, a partir de establecer procedimientos democráticos imparciales para construir las bases de un nuevo Estado que de plena vigencia al estado de derecho.

Quienes nos han arrebatado el poder lo han hecho a partir de un partido político, con nombre, registro y documentos básicos que le permiten operatividad, cierto, han lucrado con las necesidad de la gente para llegar al poder, y es ahí donde MORENA debe continuar con su tarea de crear y formar conciencia ciudadana y política que se sume a las de millones que hoy clamamos justicia, libertad, igualdad y no discriminación.

Las condiciones en las que MORENA se creará como partido político no son ordinarias en la competencia política y por ello, desde ya, debe asumir una posición progresista en los hechos, apuntalando y apoyando por medio de los legisladores afines a nuestro proyecto las iniciativas que reviertan el estado de descomposición social y económico en que nos encontramos para atraer nuevas y frescas voluntades que aseguren el triunfo en las futuras elecciones.



MORENA PARTIDO POLÍTICO NECESARIO PARA REFUNDAR A LA IZQUIERDA

Félix Santana Ángeles

Durante el proceso electoral del 2012, la izquierda ha logrado niveles organizativos que nunca antes en la historia reciente habríamos experimentado, tres partidos políticos hermanados por una sola causa, miles de jóvenes expresándose con la frescura propia de su generación, millones de mexicanos con la firme convicción de que es posible cambiar el destino de nuestro país desde las urnas.

Pero el proceso electoral ha concluido y la pregunta sigue en el aire, ¿qué sigue para el movimiento?, ¿vale la pena continuar con esta lucha?, porque los sectores de la población más desfavorecidos, en los pueblos donde hay marginación y pobreza, votaron mayoritariamente por el PRI, por su verdugo.

Ante este escenario es inaplazable, repensar el papel que MORENA deberá asumir en los próximos años, qué conducta espera la población que votó por nosotros, los sectores más informados nos están observando, los más radicales están a la espera de una definición y nuestros adversarios no pueden ocultar su nerviosismo.

Es necesario considerar que el andamiaje institucional del sistema político – electoral mexicano, no se modificará en el corto plazo, puesto que no hay incentivos para realizar los cambios y como se ha visto en los últimos años, existe una preferencia por atender superficialmente los grades problemas de manera cosmética y evadir las transformaciones de fondo que el país necesita.

Por lo anterior, propongo continuar nuestra encomienda de cambiar al régimen, pero desde sus propias reglas, desafiando al sistema con sus propias instituciones, modificar nuestra realidad política y de representación popular a través de un instrumento que permita la expresión libre, amplia, crítica, incluso con humor, del potencial creativo que no encuentra cabida en los partidos políticos existentes.

El movimiento tiene que evolucionar, porque al lado de miles de mexicanos informados y consientes tenemos el privilegio de ser la única oposición capaz de resistir a la voracidad de la derecha; que desde el PRI y el PAN intentarán desmantelar las instituciones públicas, que brindan seguridad social, educación y salud, las cuales a pesar de sus deficiencias, para miles de mexicanos es la diferencia entre la vida o la muerte, entre saber escribir o no y que garantiza con todas sus limitaciones cierta estabilidad en el retiro laboral.

Por ello, la transformación de MORENA en un partido político implica un reto organizativo, legal y administrativo, basado en reglas de un sistema impermeable, construido para bloquear cualquier iniciativa de participación libre y que se reserva el derecho a acceder al poder público, sólo para quienes cuentan con el registro otorgado por el IFE.

Es evidente que los miembros del PRD, PT o MC, cuestionarán fuertemente nuestra decisión, en algunos casos posiblemente nos acusarán de fragmentar a la izquierda, de buscar su debilitamiento, sin embargo, consideramos con firme convicción que la calidad de las instituciones políticas que representan, se encuentran lejos representar los intereses mayoritarios de los sectores más progresistas de nuestro país.

Por el contrario, han sido los responsables de tirar por la borda, décadas de trabajo político, retrocediendo a porcentajes de representación que no superan el 12% a nivel nacional como sucedió en el 2009, donde no participó Andrés Manuel López Obrador, niveles muy similares a los logrados en la década de los ochentas.

La lucha intestina, el sectarismo, la exclusión y la ausencia en la práctica política de su línea de acción dejan en evidencia la carencia de un posicionamiento ideológico y programático claro. Que hace cada vez más complejo construir un discurso unificado para convencer a la población de que se es una alternativa de gobierno viable, con capacidad suficiente para enfrentar y resolver los actuales problemas nacionales.

La izquierda partidista actual ha cumplido su ciclo político y como cualquier organización debe ser susceptible a una revisión de sus resultados a través de los objetivos que le dieron origen, ese análisis corresponderá a sus militantes.

En un país con tanta desigualdad social, la izquierda política no puede se exclusiva de los partidos existentes, ni debe estar condenada a su constante disminución, por lo que es necesario, Refundar a la izquierda, abrevando de los aciertos (que no son pocos) y de los errores que impidieron alcanzar el objetivo, de hacer de México un país más justo.

Refundar la izquierda, convirtiendo a MORENA en partido político en este momento histórico, es abrir un camino para el necesario relevo generacional, es limpiar a la izquierda de cacicazgos incapaces, ineficientes y faltos de convicción.

Es la oportunidad de realizar un trabajo para preparar, concientizar y capacitar a una nueva generación de dirigentes políticos, que aprovechen la experiencia de lucha de varias décadas de nuestros actuales dirigentes.

Crear un nuevo partido político nacional, permitirá aprovechar los talentos y capacidades de líderes en el ámbito regional, significará también conocer e intercambiar experiencias exitosas sobre la resolución de conflictos comunitarios.

Nos permitirá participar en los procesos electorales locales y nacionales, con nuestros propios activos políticos, privilegiando los mejores perfiles y reconociendo su trabajo; además, nos permitirá desarrollar mecanismos que den a la ciudadanía voz y representación, lejos de las cuotas de género o de sector, sino en función de sus virtudes y convicción.

Será la puerta institucional para conocer la historia de nuestro país, crear identidad propia, sentir orgullo de nuestra nacionalidad, además de empaparse de la historia local, conocer nuestras vocaciones regionales, potenciar nuestras capacidades como organización hasta el nivel de colonia o barrio.

A través del partido político, podremos dar marcaje personal los actuales gobernantes, legisladores y demás empleados públicos que obtienen su sueldo de nuestros impuestos, como fuerza política les recordaremos para qué fueron elegidos, exhibiremos su comportamiento público y evidenciaremos sus posturas políticas.

La constitución del partido, permitirá elevar al siguiente nivel organizativo el trabajo de base que desde hace varios años se viene realizando en los comités seccionales y municipales de MORENA, permitirá canalizar el ánimo de transformación de los protagonistas del cambio verdadero, brigadistas, representantes de casilla y generales, integrantes de los comités del gobierno legítimo y todos aquellos ciudadanos que nunca hayan tenido participación política previa.

Como partido, contaremos con un instrumento flexible de organización nacional, que permita actuar en contingencias nacionales para defender nuestra soberanía, ante las embestidas neoliberales, como lo hemos hecho anteriormente y en el ámbito local tener incidencia en la toma de decisiones a través de una agenda regional, dependiendo de las circunstancias inmediatas.

Contaremos con una agenda propia en la que se genere conciencia sobre la grave crisis de representación que padecemos, promoveremos la iniciativa y candidatura ciudadanas, la relección legislativa, la consulta popular, el referéndum y plebiscito, otorgaremos a los ciudadanos un mecanismo por el cual se pueda sancionar o premiar a sus representantes y buscaremos la reducción del financiamiento público a los partidos políticos demostrando en la práctica que nuestros objetivos son superiores.

Nuestro activo más importante es la calidad moral para señalar los errores y aciertos en el ámbito público y gozar de credibilidad, será nuestra carta de presentación para incentivar la participación generalizada de la población, es por ello, que como partido político debemos garantizar el buen funcionamiento de la Comisión de Honestidad y Justicia que será la responsable de vigilar la correcta utilización del poder público por parte de nuestros dirigentes y militantes.

Finalmente, la legislación electoral vigente abre la puerta cada seis años para solicitar el registro como partido político nacional, si no a aprovechamos el próximo mes de enero del 2013 para iniciar el trámite, nuestra participación político-electoral tendría que subordinarse a las dirigencias de los partidos existentes, cargando con su falta de credibilidad, descrédito y distribución de cuotas partidarias.

Tenemos líder, tenemos organización, construyamos al partido y refundemos a la izquierda.

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