PRONUNCIAMIENTO
El pasado 13 de noviembre, personas de diferentes confesiones religiosas, espiritualidades y no creyentes nos hemos reunido en el Museo de la Memoria y Tolerancia para reflexionar sobre la necesidad de fortalecer en nuestro país la libertad religiosa y no discriminación. Tras escucharnos mutuamente, dialogar desde diversas perspectivas éticas, filosóficas y religiosas constatamos que:
- Toda persona, por el sólo hecho de serlo, posee una dignidad inalienable que se manifiesta en una amplia diversidad de identidades, prácticas, formas de pensar, sentir, creer y no creer.
- Sobre esa dignidad surge libertades fundamentales, entre ellas la religiosa, así como el derecho a la no discriminación por ningún motivo.
- Todas y todos, y de manera particular las religiones, tienen el deber de salvaguardar estos derechos y trabajar activamente por crear una cultura de tolerancia, diálogo y participación por una sociedad donde quepan todas las diferencias.
- La defensa de esta dignidad y derechos debe estar en armonía con la dignidad y sacralidad de la naturaleza, la madre tierra a la que pertenecemos y no nos pertenece.
- El Estado Laico es el garante para la libertad de conciencia, de pensamiento y de creencia. Es la base para la construcción de la paz en la diversidad social. El respeto al Estado Laico es tarea de toda institución gubernamental, religiosas, educativa y social.
En un momento histórico de grandes convulsiones, de alteración profunda de la paz pública y crecimiento del miedo y la intolerancia en nuestro país nos denunciamos toda forma de discriminación y nos pronunciamos por:
- La defensa irrestricta de los derechos fundamentales de las personas, especialmente de las minorías violentadas por sus prácticas, formas de pensar, creencias o increencias.
- La consolidación de un Estado de derecho y por políticas públicas que favorezcan la convivencia pacífica entre los diversos y combatan la discriminación, en el marco de un Estado laico.
- La transformación de las estructuras, normas, ritos y prácticas religiosas que desde nuestras propias confesiones promueven la exclusión y la discriminación, para que se conviertan en ejemplo trabajo común por la equidad, los derechos humanos, la inclusión, la tolerancia y el diálogo.
Y para ver realizados estos anhelos en el corto plazo nos comprometemos con esos desafíos, así como a:
- Promover la paz, el diálogo, el encuentro entre los diversos a partir de diversas formas que van desde la formación hasta la práctica común de la justicia.
- Entender y promover la diferencia, más que como un obstáculo, como una riqueza y oportunidad de ser mejores en lo personal y social; y como un camino de construcción y consolidación de la democracia y una sociedad justa y pacífica.
- Combatir las raíces ideológicas, religiosas y políticas de la violencia y no-discriminación, evidenciando y denunciando todo poder que con pretensiones hegemónicas niegue, vulnere o destruya la dignidad de las personas, sus comunidades y de la creación.
Deseamos que nuestras diferencias no nos dividan, antes bien nos hermanen, y que muchas más personas e instituciones se sumen a esta importante tarea.
Observatorio Eclesial
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